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La salud es un derecho universal, pero aún hoy muchas personas no tienen acceso a un tratamiento oportuno y eficaz. La inteligencia artificial (IA) se presenta como una tecnología revolucionaria que puede salvar esta brecha, contribuyendo significativamente a la consecución delObjetivo de Desarrollo Sostenible3 (ODS3) de la ONU: garantizar la salud y el bienestar para todos. En este contexto, la prevención y el diagnóstico precoz desempeñan un papel crucial, y la IA está demostrando ser una herramienta clave para hacer frente a estos retos.

La IA en el diagnóstico precoz: Un nuevo paradigma en la atención sanitaria

Uno de los ámbitos más prometedores de la IA es el diagnóstico precoz, que permite detectar enfermedades en fases tempranas, a menudo antes de que aparezcan los primeros síntomas evidentes. El uso de la IA en el diagnóstico se basa en algoritmos avanzados de aprendizaje profundo y aprendizaje automático, capaces de analizar con extraordinaria precisión grandes cantidades de datos sanitarios, como imágenes médicas, historiales médicos, datos biométricos e información genética.

Un ejemplo muy relevante se refiere a la aplicación de estas tecnologías a las prácticas de diagnóstico del cáncer de mama, una enfermedad que sigue figurando entre las principales causas de mortalidad femenina en todo el mundo. De hecho, estudios de campo han demostrado que los sistemas basados en IA pueden analizar mamografías con una precisión que supera la de los especialistas humanos, y un algoritmo desarrollado por un equipo de investigación internacional ha reducido los falsos negativos en un 10%, mejorando así la oportunidad del diagnóstico.

Este logro demuestra cómo la integración de tecnología y conocimientos clínicos puede agilizar realmente los procesos de diagnóstico y optimizar el despliegue de personal médico, al tiempo que se salvan vidas.

Al mismo tiempo, un aspecto interesante que se desprendió del estudio fue la mayor eficacia de los protocolos de seguridad en el proceso de diagnóstico; de hecho, un elemento innovador fue la inclusión de un sistema de seguridad integrado denominado «red de seguridad»: cuando la IA identificaba una zona sospechosa en una mamografía clasificada como normal por el radiólogo, el sistema emitía una alerta para solicitar una nueva revisión. Esto permitió descubrir 204 tumores que de otro modo se habrían pasado por alto, lo que demuestra la importancia de la comprobación cruzada entre la IA y el criterio humano.

Pero la IA no se limita al cáncer: en el campo de la cardiología, por ejemplo, nuevos algoritmos muy sofisticados analizan electrocardiogramas e imágenes de ultrasonidos para detectar signos de enfermedad cardiovascular en una fase temprana. Sistemas similares se utilizan para diagnosticar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer mediante el análisis de patrones de comportamiento y cambios en el lenguaje. Estas aplicaciones no sólo mejoran la probabilidad de un tratamiento eficaz, sino que también reducen los costes de gestión de enfermedades avanzadas.

Prevención personalizada: una revolución silenciosa en la vida de los pacientes

La inteligencia artificial también está revolucionando el sector sanitario al introducir un enfoque más específico y personalizado de la prevención de enfermedades. En efecto, mediante el análisis de macrodatos sanitarios, los algoritmos predictivos son capaces de estimar el riesgo de desarrollar determinadas enfermedades para cada individuo, o bien, intervenir precozmente en las primeras fases de la enfermedad.

En Europa, varios centros sanitarios están aplicando estas tecnologías para crear programas de prevención a medida basados en el análisis de los datos genéticos, el historial médico y el estilo de vida de los pacientes, con el objetivo de contrarrestar la aparición de enfermedades graves a medio y largo plazo.

Un ejemplo son los sistemas de IA conversacional utilizados para mejorar el proceso de tratamiento de la diabetes de tipo 2. Basándose en análisis de sangre combinados con factores de comportamiento, estos sistemas identifican a las personas con alto riesgo y les ofrecen consejos personalizados sobre dieta y actividad física. Y muchos proyectos sobre IA en medicina ofrecen resultados notables: en algunos casos, la incidencia de la diabetes se ha reducido hasta un 30%, lo que demuestra que una intervención precoz y específica puede marcar la diferencia.

En un estudio publicado en Nature Communications, los investigadores demostraron que el examen radiológico más común, la radiografía anteroposterior de tórax, puede integrarse con datos de la historia clínica de un paciente para diagnosticar la diabetes mellitus tipo 2 en una etapa temprana. Para lograrlo, se desarrolló un algoritmo basado en aprendizaje profundo y se aplicó a imágenes de rayos X de tórax que, combinado con cierta información clínica del paciente, puede diagnosticar la afección con buena precisión y de manera oportuna con respecto al inicio avanzado y visible de los síntomas.

Además, la IA contribuye a una identificación más rápida de los diagnósticos y a un tratamiento más personalizado al comparar los datos de los pacientes con los disponibles en la literatura científica. Este enfoque mejora la precisión del diagnóstico y permite intervenciones más oportunas y eficaces.

Estas prácticas demuestran cómo la integración de la IA en la práctica médica cotidiana ya está transformando el paradigma de la prevención, haciéndola más proactiva y centrada en el paciente. Además, la combinación de la IA con otras tecnologías, como la computación en la nube y el Internet de las Cosas (IoT), promete crear ecosistemas sanitarios interconectados que acompañen a los pacientes en su vida cotidiana. En el futuro, los datos recogidos de dispositivos vestibles, historias clínicas electrónicas y sistemas de imagen médica se integrarán e interconectarán para ofrecer una visión holística del estado de salud de los pacientes, lo que permitirá intervenciones cada vez más oportunas y eficaces.

Retos y oportunidades para el futuro

A pesar de su potencial, la adopción de la IA en la atención sanitaria no está exenta de desafíos. Entre los principales se encuentran las cuestiones éticas, principalmente relacionadas con la gestión de datos sensibles y la transparencia de los algoritmos, así como el riesgo de crear desigualdades entre quienes tienen acceso a estas tecnologías y quienes quedan excluidos. Además, es crucial garantizar que la Inteligencia Artificial se utilice siempre en los protocolos sanitarios como apoyo a la toma de decisiones humanas, evitando delegar por completo las denominadas responsabilidades críticas relacionadas con el diagnóstico clínico únicamente en los sistemas automatizados.

Sin embargo, de cara al futuro, la IA promete revolucionar aún más la asistencia sanitaria mundial. La evolución hacia sistemas cada vez más integrados, capaces de combinar datos de distintas fuentes (desde dispositivos vestibles hasta historiales médicos electrónicos), dará lugar a un enfoque sanitario cada vez más preventivo, predictivo y personalizado. Esto no solo contribuirá a la mejora de la salud individual, sino que también tendrá un impacto positivo en la sostenibilidad de los sistemas sanitarios, en consonancia con lo que se pide en los objetivos de la Agenda 2030: en particular, en la combinación de la sostenibilidad económica de los sistemas sanitarios y la protección cada vez mayor de la salud humana.

Hacia una asistencia sanitaria más equitativa y sostenible

La inteligencia artificial representa una de las palancas más poderosas para hacer frente a los retos sanitarios mundiales. Mediante la prevención y el diagnóstico precoz, esta tecnología puede mejorar la calidad de vida de millones de personas, al tiempo que reduce los costes y el impacto de las enfermedades en los sistemas sanitarios. Sin embargo, para que estas promesas se hagan realidad, es necesario un esfuerzo colectivo: inversión en investigación, políticas inclusivas y un marco ético que guíe el desarrollo y el uso de la IA en la sanidad. Todo ello, esperemos, mediante la adopción de políticas y soluciones compartidas no sólo a nivel nacional, sino también con vistas a normas y prácticas comunes compartidas a nivel internacional. Sólo así podremos construir un futuro en el que la salud no sea nunca un privilegio de unos pocos, sino un derecho garantizado para todos con los mejores medios y las mejores y más innovadoras terapias médicas.

Mario Melillo
ESCRITO POR Mario Melillo

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