ImageImageImageImageImageImageImageImageImageImageImageImageImageImageImageImageImage
ZERO CARBON/

Los jóvenes y el cambio climático: el papel de la educación para el futuro del planeta

En el imaginario colectivo, los jóvenes representan la esperanza de un futuro más sostenible. Una generación naturalmente inclinada a cuidar el planeta. La realidad, sin embargo, es mucho más compleja: si bien es cierto que en los últimos años han surgido importantes movilizaciones juveniles por el clima, no es menos cierto que a menudo esto no es suficiente para hacer frente a una crisis tan estructural y urgente como el cambio climático.

Para transformar la sensibilidad en compromiso concreto necesitamos herramientas, conocimientos y habilidades. Y para difundir todo esto, necesitamos una educación específica, capaz de implicar a las nuevas generaciones no sólo como consumidores conscientes, sino como actores informados y activos en el proceso de transformación sostenible. En este contexto, las tecnologías digitales pueden representar un aliado estratégico, si se utilizan con inteligencia y espíritu crítico: en otras palabras, no se trata sólo de hacer entender a la gente lo que le está ocurriendo al planeta, sino de hacerles comprender cómo pueden actuar -también y sobre todo gracias a la transformación digital- para contrarrestar los efectos del cambio climático y construir un futuro más sostenible.

Joven» no siempre es sinónimo de «sostenible».

Aunque pueda considerarse una opinión común, pertenecer a una generación más joven no siempre implica automáticamente una mayor conciencia o actitud hacia la sostenibilidad. Una imagen clara de ello la ofrece la nueva investigación de la Fundación para la Sostenibilidad Digital que, a través de su Observatorio, ha observado este año precisamente las diferencias generacionales en temas de Sostenibilidad Digital: los datos muestran cómo, en general, un italiano de cada cuatro (27%) sigue pensando que el cambio climático -por grave que sea- no requiere una acción urgente e inmediata. A la cabeza de esta opinión de «esperar y ver» están los Millennials, pero incluso entre la jovencísima Generación Z (18-28 años) la situación no es mejor: El 27% -por tanto, en línea con la cifra general- sostiene que aún hay tiempo para actuar.

La investigación, sin embargo, también muestra cómo cambia la percepción de los más concienciados con el medio ambiente en función de la generación a la que pertenecen. En concreto, mientras que en las generaciones más maduras el ecologismo suele ir acompañado de una fuerte desconfianza hacia lo digital, en la Generación Z y los Millennials quienes manifiestan una mayor preocupación por el medio ambiente también suelen estar más digitalizados.

Un resultado, este último, que para el futuro puede representar una buena base de la que partir, pero con un trabajo continuado y una inversión en formación y competencias: un camino necesario a seguir, sobre todo teniendo en cuenta que -datos de la investigación en la mano- en la práctica, las principales soluciones digitales capaces de concretar la propia atención a las cuestiones medioambientales están todavía poco extendidas en el uso cotidiano de los ciudadanos, incluso entre los más jóvenes.

Formar para actuar

Implicar realmente a las nuevas generaciones en la lucha contra el cambio climático no es, desde luego, un reto fácil. Para ello, sin embargo, hay que actuar a varios niveles. En primer lugar, todo debe empezar en la escuela: es aquí donde la educación en temas de sostenibilidad debe convertirse en estructural y multidisciplinar, con especial atención al papel de las soluciones digitales para posibilitar modelos de desarrollo más sostenibles. Esto significa, por ejemplo, enseñar a los alumnos a leer los datos climáticos, el funcionamiento de las tecnologías de vigilancia del medio ambiente y la utilidad e importancia de las soluciones y herramientas digitales para gestionar los recursos u optimizar el consumo de energía. Pero también significa ayudar a desarrollar una ciudadanía digital consciente, capaz de distinguir entre la información y la desinformación medioambiental, entre el lavado digital y la verdadera innovación sostenible.

Sin embargo, la escuela por sí sola no basta. También necesitamos plataformas inclusivas y accesibles que permitan a los jóvenes formar parte de comunidades de práctica, de proyectos participativos, que les permitan meter realmente sus manos en la sostenibilidad. Iniciativas como, por ejemplo, los hackathones de sostenibilidad, o los itinerarios de cocreación con empresas dedicadas a este campo pueden marcar la diferencia a la hora de alcanzar un objetivo crucial: el de transformar a los jóvenes de usuarios en verdaderos agentes de cambio.

Para apoyar y alimentar este viaje, será crucial una inversión sistémica en formación en competencias digitales para la sostenibilidad, desde las STEM hasta las soft skills. Porque la acción, en cuestiones tan importantes como el cambio climático, surge de la concienciación y las competencias, y aprender a utilizar las herramientas digitales de las que disponemos hoy en día es la base desde la que emprender una transformación que no deje a nadie atrás.

Una responsabilidad colectiva

En resumen, si es cierto que los jóvenes representan la esperanza de un futuro más sostenible, es un error esperar que salven el mundo por sí solos: hay que ponerles en la mejor posición para que marquen la diferencia. La educación tanto en sostenibilidad como en las herramientas que pueden hacerla posible hoy es la clave para abordar retos como el cambio climático desde una nueva perspectiva, con herramientas y lenguaje adecuados y con perspectivas concretas.

La sostenibilidad digital no es un horizonte lejano. Es una responsabilidad colectiva que hay que construir hoy, invirtiendo en los ciudadanos, profesionales y responsables del mañana. Sólo así será posible mirar hacia delante para resolver problemas que, como el cambio climático, hoy nos parecen mucho más grandes.

©2025 Fondazione per la sostenibilità digitale

Tech Economy 2030 è una testata giornalistica registrata. Registrazione al tribunale di Roma nr. 147 del 20 Luglio 2021

Powered by DTILab  - Designed by Fattoria Creativa - Developed by EHT